Industria Química Septiembre 2018

Los tres mosqueteros

Como se anunciaba recientemente, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se ha incorporado al Foro Química y Sociedad como miembro de pleno derecho de esta plataforma, pasando así a formar parte de su consejo director, máximo órgano en la toma de decisiones del mismo."Esta adhesión viene a sumar esfuerzos para fomentar en la sociedad la cultura científica y promover el conocimiento en el ámbito específico de la química", se señalaba en el comunicado enviado al efecto.
El Consejo es, sin ninguna duda, la institución pública más destacada en el campo de la investigación en nuestro país, por lo que no podemos sino felicitarnos de que el Foro de Química y Sociedad haya decidido incorporarlo a sus órganos de decisión. Aunque para la industria química la relación con centros como el CSIC consideramos que ha debido ser de siempre muy fluída, esta nueva declaración de intenciones se supone que ahondará en la tan necesaria relación, y la constatación de que el camino hacia la relación pública-privada es cada vez más decisiva en el campo del desarrollo industrial y empresarial.
A tenor de esto mismo, la directora General de I+D+i del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Teresa Riesgo, destacaba recientemente en una jornada sobre innovación en el sector del plástico y las alternativas ante los residuos que este material genera, la necesidad de establecer cada día mayores relaciones entre los centros de investigación, las plataformas tecnológicas o los sectores productivos, sean de carácter público o privado. La finalidad última no sería otra que la de conseguir una investigación aplicada que genere conocimiento, riqueza y empleo cualificado. “Esto no es un gasto, sino una inversión a medio y largo plazo, y, si este círculo se paraliza, el sistema entero se para”, aseguraba Teresa Riesgo.
Y el sistema ya no es que no pueda pararse, eso está claro, sino que esa vía hacia una investigación aplicada es a todas luces el camino imprescindible para el desarrollo y el progreso de nuestro sistema productivo. La colaboración se perfila entonces como el elemento que debe vertebrar y dar forma a este objetivo último. Por todo ello, en estos momento en que las voces se alzan, y no especialmente para manifestarse al unísono, se hace cada día más apremiante el recuperar el "todos para uno".