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El cracker de Repsol en el Polígono Norte del polo petroquímico de Tarragona ha empezado su puesta en marcha, dos semanas después del gran apagón eléctrico ibérico que obligó a detener en seco el polo petroquímico más importante del sur de Europa.
La planta de olefinas es una de las unidades de producción que todas las empresas presentes en los polígonos Norte y Sur están poniendo en marcha estos días, una vez recuperadas las unidades de servivios.
Se espera que, en un tiempo sin determinar todavía, el segundo cracker de este polo petroquímico, perteneciente a la multinacional estadounidense Dow, se sume al de Repsol, que ayer ya empezó con su puesta en marcha. Con los dos crackers en funcionamiento (en un proceso que puede alargarse días y que comportará el uso previsto de las antorchas de seguridad), este cúster químico recuperará su principal motor.
El de Tarragona es un polo petroquímico altamente integrado, donde los crackers de olefinas son su centro, pero que depende del funcionamiento de todas las unidades de producción y servicios que lo integran.
El gran apagón ibérico, con pérdida general de suministro eléctrico en toda España, activo el 28 de abril la parada automática de todas las unidades de producción de los polígonos Norte y Sur. Se trata de una medida contemplada en los protocolos de seguridad, que ante cualquier incidente o parada no programada de alguna unidad pone las plantas en autoprotección, detiene la producción y canaliza los productos que estaban en proceso hacia las antorchas de seguridad para su quema segura y controlada.
En este caso, no fue una planta o una unidad concreta lo que se detuvo, sino la totalidad del polo petroquímico. Un suceso sin precedentes en la historia de este complejo industrial.
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