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La Asociación Europea de Transformadores de Plásticos junto con 28 organizaciones europeas, en una carta dirigida a las instituciones comunitarias, ha lanzado una seria advertencia: la industria está al borde del colapso y necesita medidas inmediatas para evitar un daño irreversible.
Esto provoca que la autonomía estratégica de Europa en muchas de sus aplicaciones esté en peligro.
El impacto de las medidas, impulsadas desde las instituciones europeas y desde algunos estados miembros, incluida España, han provocado una pérdida de competitividad que amenaza la supervivencia de miles de empresas y empleos en toda Europa. La crisis de este sector afecta directamente a la autonomía estratégica de la Unión, puesto que los productos plásticos se encuentran en innumerables aplicaciones de nuestro día a día, en sectores tan fundamentales como la automoción, la sanidad, la agricultura, la construcción o la distribución y es un material que ayuda a la lucha contra la emergencia climática por su ligereza, aislamiento y eficiencia.
Una profundización de la crisis actual provocará un incremento de la dependencia europea de terceros países en este contexto global tan delicado. De hecho, esta grave pérdida de competitividad se ve reflejada en la disminución de cuota de mercado que ha disminuido del 22 % en 2006 al 12 % actual.
A esto se suma que, a finales de 2025, se prevé la pérdida de cerca de un millón de toneladas de capacidad de reciclado, poniendo en riesgo los objetivos de circularidad y de neutralidad climática de la Unión Europea.
Si la situación de la industria del plástico europea es crítica, la industria española se encuentra en una posición de desventaja respecto al resto de sus socios. Esto se debe a que somos el único Estado miembro que ha aplicado el impuesto a los envases plásticos no reutilizables. Este gravamen, lejos de favorecer la sostenibilidad, ha generado inseguridad jurídica y costes desproporcionados, además de dificultar aún más la competitividad de la industria española en Europa y en el mundo.
Los datos hablan por sí solos:
Estos datos reflejan una presión insostenible sobre un tejido industrial nacional formado en un 98% por pymes, que no disponen de recursos suficientes para afrontar cargas burocráticas y fiscales de tal magnitud, favoreciendo la entrada de productos importados de terceros países que no cumplen las mismas exigencias regulatorias ni de sostenibilidad que en Europa, lo que resta competitividad a la industria nacional. Además, la falta de control en aduanas permite la entrada de materiales reciclados y productos con contenido en reciclado con certificados de validez dudosa, lo que genera aún más presión.
Ante esta situación, las organizaciones europeas, entre las que se encuentra la asociación de transformadores de plástico española, ANAIP, plantean seis recomendaciones estratégicas:
Por estos motivos, la industria española de transformación de plásticos realiza un llamamiento urgente para evitar la pérdida de miles de empleos y millones de euros dedicados a la innovación, lo que conllevará además una subida generalizada de los precios de miles de productos.
“Es necesario potenciar la industria mediante una fiscalidad justa, claridad normativa y armonización europea. Los productos plásticos son esenciales, se utilizan en todos los sectores, desde la sanidad hasta la automoción. Solo así podremos seguir produciendo, innovando y generando empleo en un sector clave para la economía y la transición ecológica”, afirma Isabel Goyena, directora general de ANAIP.
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