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Se estima que la potencia eléctrica instalada de centros de procesamiento de datos (CPD) casi se triplicará en Europa antes de 2030. Solo en España, de toda la electricidad consumida en durante 2024, aproximadamente un 2,5 % fue solo para mantener operativa la nueva infraestructura digital, según el Barómetro de Energía 2025 de Eurelectric.
Los CPD operan 24 horas al día, con una alta densidad tecnológica y una generación continua de calor. Esto obliga a los sistemas de climatización y refrigeración a trabajar de forma intensiva, elevando el coste operativo y la dependencia energética.
Ante este escenario, Andimat, la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes, ha enviado alegaciones a la consulta pública sobre eficiencia energética en centros de datos, abierta por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). En ellas, propone que el aislamiento pasivo forme parte obligatoria del futuro Real Decreto ya que, sin él, no es posible hablar de eficiencia energética real en el diseño y construcción de los centros de datos.
“Hay estudios que demuestran que el aislamiento térmico permite reducir entre un 10% y un 30% el consumo energético asociado a climatización de los CPD, además de garantizar la estabilidad térmica y evitar condensaciones, principales aspectos que influyen en la fiabilidad y rendimiento de estos sistemas”, explica Luis Mateo, director general de Andimat.
La asociación de fabricantes de materiales aislantes ha propuesto el desarrollo de un artículo específico dentro del Real Decreto mencionado que requiera que los centros de datos estén obligados a integrar aislamiento térmico pasivo en todas las instalaciones de climatización, así como en los sistemas de distribución de aire y agua. Este aislamiento debería cumplir unos requisitos técnicos mínimos que garanticen la reducción de pérdidas térmicas, la prevención de condensaciones y la disminución de la carga energética de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC).
Andimat expone que, además del ahorro directo en consumo energético, el aislamiento aporta ventajas operativas decisivas para los centros de datos. Al contribuir a mantener una temperatura estable de forma continua, ayuda a prolongar la vida útil de los servidores y a reducir el estrés térmico al que se someten los equipos. Asimismo, actúa como barrera frente a la humedad y la formación de condensaciones, lo que evita riesgos de corrosión y fallos en componentes críticos.
Esta reducción de la carga térmica alivia el esfuerzo de los sistemas HVAC, disminuyendo tanto la potencia necesaria como las necesidades de mantenimiento. A ello se suma su durabilidad —superior a los 30 años—, que permite al aislamiento acompañar todo el ciclo de vida de la infraestructura del centro de datos sin intervenciones periódicas. Todo ello se logra con soluciones de espesor reducido que, además, optimizan el espacio disponible y contribuyen a mejorar el confort operativo al disminuir también el nivel de ruido y vibraciones.
“España se está consolidando como punto clave y base operativa relevante para la infraestructura digital de datos en Europa, pero la eficiencia no puede depender solo de sistemas activos de refrigeración. Un centro de datos sin aislamiento es una infraestructura más vulnerable y con un coste operativo innecesariamente elevado. El aislamiento debe ser reconocido como parte estructural de la ingeniería del dato, no como un accesorio opcional”, considera Mateo.
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