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Según un estudio de Crédito y Caución, el sector crecerá por debajo del 1% en 2025 y 2026 ante su dependencia de los precios de la energía y del efecto de la guerra comercial.
La industria química es un sector con una alta dependencia de los precios de la energía, así como de los cambios en las políticas comerciales. Estos factores van a suponer un lastre para su crecimiento en 2025 y 2026, que apenas alcanzará un 2,1% a nivel global. En el caso de Europa, se prevé una estabilización de la producción con un crecimiento residual del 0,2% este año y del 0,4% en 2026.
Un estudio de Crédito y Caución analiza las causas de esta ralentización en el mercado europeo. Por una parte, el aumento estructural de los costes energéticos sigue siendo un reto clave para los productores, ya que se espera que los precios del gas se mantengan por encima de los niveles anteriores a la crisis de forma indefinida. El aumento de los precios debilitará la competitividad a largo plazo frente a Estados Unidos y China, sus principales rivales.
Por otra parte, los nuevos aranceles estadounidenses podrían desviar más exportaciones chinas hacia Europa, reduciendo la demanda de productos europeos fabricados con productos químicos locales. A este hecho se añade la previsión de que China incremente sustancialmente la producción química dejando en el mercado mundial un exceso de oferta que repercutirá en los precios y en la competitividad de las empresas europeas.
Por último, la industria química es esencial para otros sectores como la automoción, fuertemente afectada por los nuevos aranceles, en especial, en mercados como Alemania en los que es uno de los principales pilares de su economía. El efecto negativo de las tarifas arancelarias sobre la industria automovilística está perjudicando, en concreto, al subsector de pinturas y barnices.
El informe de Crédito y Caución también identifica como uno de los principales retos del sector los requerimientos normativos en materia de sostenibilidad. Las empresas se enfrentan a importantes inversiones en descarbonización y optimización de la sostenibilidad para cumplir las regulaciones destinadas a reducir el impacto medioambiental y mejorar las normas de seguridad.
En definitiva, se trata de un sector afectado por factores tanto directos como indirectos. Su fuerte dependencia de las materias primas derivadas del petróleo y del gas, así como de la producción industrial, que lo deja expuesto al efecto de los aranceles, son sus principales debilidades.
En los próximos años, la región Asia-Pacífico seguirá siendo el principal motor del crecimiento del sector químico, seguido por Estados Unidos, que se beneficia del suministro de gas de esquisto.
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