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Lithios ha logrado lo que durante años parecía imposible: extraer litio de salmueras subterráneas con precisión, eficiencia y sin destrozar el medio ambiente.
Su sistema se basa en una celda electroquímica similar a una gran batería. El agua salada fluye dentro del dispositivo, donde unos electrodos especialmente diseñados capturan selectivamente el litio, dejando atrás impurezas como sodio, calcio o magnesio.
Esta tecnología —Advanced Lithium Extraction— no solo elimina la necesidad de enormes piscinas de evaporación o procesos químicos agresivos, sino que reduce radicalmente el consumo energético del proceso. En un mundo que demanda cada vez más litio para baterías y almacenamiento energético, Lithios propone un camino más limpio y viable para abastecer esa necesidad sin hipotecar los ecosistemas.
Actualmente, China controla más del 65 % del procesamiento mundial de litio, una posición estratégica que afecta directamente a la seguridad energética global. Además, ha empezado a limitar la exportación de ciertos productos de litio, lo que incrementa la urgencia de buscar fuentes alternativas y procesos más sostenibles fuera de sus fronteras.
Estados Unidos cuenta con reservas significativas, especialmente en los estados de Arkansas y Texas. Pero hasta ahora, la baja concentración de litio y los elevados niveles de impurezas hacían que la extracción convencional no fuera rentable. Es aquí donde entra Lithios. Su tecnología permite extraer litio de salmueras de baja calidad que antes se consideraban inútiles.
La historia de Lithios comienza en el MIT, donde Mo Alkhadra y Martin Bazant combinaron investigación fundamental y visión aplicada. Lo que en un principio era un estudio para eliminar plomo del agua potable, evolucionó hacia una solución directa para uno de los retos clave de la transición energética: acceder a litio sin destruir el entorno ni depender de terceros.
El sistema no emplea químicos agresivos ni requiere altas temperaturas. En lugar de eso, utiliza voltajes precisos para atraer el litio hacia unos materiales desarrollados específicamente para este fin. Y lo mejor: cuando el litio está cargado, se puede liberar con solo invertir la polaridad, de forma rápida, limpia y escalable.
Lithios afirma que su tecnología no solo es más limpia, sino también más selectiva y eficiente. En comparación con otros métodos de extracción directa que utilizan resinas o membranas, su proceso mantiene altos niveles de rendimiento incluso cuando las salmueras contienen menos del 200 mg/L de litio, una concentración habitual en muchas formaciones estadounidenses.
En junio, comenzaron a operar su sistema piloto con aguas reales provenientes de distintos puntos del mundo. Y recientemente enviaron su primer sistema funcional a un socio comercial en Arkansas. Si todo sigue según lo previsto, en 2025 operarán una planta capaz de producir entre 10 y 100 toneladas anuales de carbonato de litio. La meta: llegar a 25.000 toneladas por año, multiplicando por cinco la producción total actual de Estados Unidos.
La Formación Smackover, en el suroeste de Arkansas, podría contener hasta 19 millones de toneladas de litio en forma de salmuera subterránea. Traducido a valor de mercado: casi 2 billones de euros en recursos hoy inutilizados por falta de tecnología adecuada.
La propuesta de Lithios permite transformar ese potencial en producción real, sin arrasar con el paisaje ni agotar recursos hídricos. El sistema es modular, compacto y puede adaptarse fácilmente a diferentes condiciones geológicas. Esto abre la puerta a múltiples instalaciones descentralizadas que minimicen la huella ambiental y acerquen la producción a los centros de demanda.
Además de su piloto en Arkansas, Lithios prevé instalar nuevos sistemas de prueba junto a actores clave del sector energético y minero en los próximos dos años. Si se cumplen los plazos, en 2027 entrará en funcionamiento una planta de demostración comercial. El objetivo es claro: alcanzar una producción a escala industrial antes de 2030.
Y aunque hoy el foco está en el litio, el potencial de la tecnología va mucho más allá. El sistema podría adaptarse para recuperar tierras raras o metales de transición, fundamentales para imanes, turbinas eólicas, vehículos eléctricos y dispositivos electrónico
La extracción convencional de litio es insostenible. Aporta un recurso esencial, sí, pero a costa de acuíferos agotados, suelos contaminados y comunidades afectadas. El enfoque de Lithios representa una nueva generación de tecnologías limpias que no buscan extraer más, sino extraer mejor.
Su capacidad para funcionar con baja concentración de litio amplía las zonas geográficas viables sin requerir megainfraestructuras. Su diseño modular facilita la instalación local, reduciendo transporte y emisiones asociadas. Y al evitar productos químicos agresivos, se reduce el riesgo de contaminación del agua.
Además, al recuperar litio de aguas residuales industriales, salmueras de petróleo e incluso plantas geotérmicas, esta tecnología conecta sostenibilidad con economía circular. Lo que antes era un residuo, ahora puede convertirse en recurso estratégico.
Para que la transición energética sea realmente justa y sostenible, necesitamos más soluciones como esta: tecnologías que resuelvan problemas sin crear otros nuevos. Lithios no es solo una startup con potencial comercial. Es un ejemplo de cómo la ciencia bien dirigida puede generar impacto real.
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