Empresas Premium
La aparición masiva de instalaciones fotovoltaicas, el auge del vehículo eléctrico, la proliferación de baterías de litio y la transformación acelerada de los edificios están generando en España un escenario de riesgos de incendios inédito.
Así lo han advertido técnicos, administraciones y cuerpos de bomberos durante el Día del Foc, organizado por Tecnifuego y Cepreven en Barcelona, donde se ha puesto el foco en la necesidad de adaptar la normativa, reforzar la corresponsabilidad técnica y fomentar una cultura preventiva más madura.
Ricard Nogués, decano del Col·legi d’Enginyers Graduats i Enginyers Tècnics Industrials de Barcelona –en cuya sede se ha celebrado el evento– ha recordado que la seguridad no depende solo de la norma, sino de la correcta ejecución y mantenimiento de las instalaciones. “Prevenir siempre es mejor que lamentar”, ha señalado, destacando la responsabilidad de todos los agentes implicados, desde el diseño hasta la inspección periódica.
Antonio Tortosa, vicepresidente de Tecnifuego, ha incidido en la urgencia de asumir esa responsabilidad para evitar la tragedia que suponen las 234 víctimas mortales registradas en 2024 en España, según el estudio APTB–MAPFRE presentado el pasado viernes, con un impacto económico estimado de 600 millones de euros, según informe de UNESPA. “Son cifras inaceptables ante las que no podemos permanecer impasibles”, ha señalado, recordando que la normativa actual establece solo requisitos mínimos y que cumplirla no garantiza por sí sola una protección eficaz. Ha defendido, además, que la protección contra incendios no debe considerarse un gasto, sino una inversión y un aliado que acompañará al sector en el desarrollo seguro de nuevas tecnologías.
La rápida evolución tecnológica está generando nuevos riesgos. Esemel Valles, del área técnica de Tecnifuego, ha explicado que la combinación de sistemas de energía renovable, vehículos eléctricos, centros de datos y nuevos materiales de construcción introducen fuentes de ignición y cargas térmicas que antes no existían. Para mitigar estos riesgos, ha abogado por un enfoque integrado que combine diseño seguro, instalación certificada, protección activa y pasiva, mantenimiento y formación de los equipos de intervención y una actualización constante de la normativa.
Desde la Generalitat de Catalunya, Mª Eugenia Gil, jefe del Servicio de Seguridad en Instalaciones, ha advertido que la tecnología avanza más rápido que la capacidad de la Administración para legislar y que esta última no puede “hacer de policía” ante el crecimiento exponencial de instalaciones domésticas e industriales, recayendo la responsabilidad de la seguridad también en los titulares, proyectistas e instaladores.
Carles Noguera, jefe del Servicio de Prevención de Bomberos de la Generalitat, ha reforzado esta idea añadiendo que la normativa solo es eficaz si se aplica correctamente y combina regulación, soluciones técnicas y factor humano: “Podemos tener una puerta cortafuegos certificada, pero si está calzada con una cuña no sirve de nada”, ha ejemplificado, insistiendo en la necesidad de reforzar la inspección, de la divulgación técnica y de contar con normativas más avanzadas en cuanto a la seguridad de los edificios de gran altura y en grandes instalaciones industriales.
Por su parte, Victor Molinet, Cap de la Divisió de Prevenció i Investigació Postsinistral de l’Ajuntament de Barcelona, ha enfatizado que la seguridad de los edificios debe adaptarse a sus transformaciones con el tiempo y ha valorado positivamente los avances en protección contra incendios del nuevo Código Técnico de la Edificación, especialmente en aparcamientos, fachadas y detección en viviendas. “La protección contra incendios no es una molestia, está para salvar vidas”, ha afirmado.
Desde la consultoría, Jon Michelena, director general de Cepreven, ha alertado de que muchos de los riesgos emergentes que se presentan en almacenes automatizados con baterías de litio, cámaras frigoríficas, paneles fotovoltaicos o la gestión de residuos, no están plenamente contemplados en el recién estrenado RSCIEI. Aun así, ha reconocido que el reglamento introduce mejoras y mayor flexibilidad en el diseño, y ha recordado la importancia del factor humano: “La diferencia entre un requisito cumplido y una vida salvada es siempre alguien que decidió hacerlo bien”.
Los responsables de los comités sectoriales de Tecnifuego han reforzado la idea de que la normativa debe reflejar la realidad técnica, operativa y material actual. Lluís Marín ha destacado que la detección de incendios es hoy más rápida y fiable, pero que las normas deben adaptarse a nuevos modelos de edificios y hábitos de uso. Óscar Rosique ha enfatizado la importancia de reforzar los sistemas automáticos de extinción en aparcamientos y áreas industriales, mientras Santos Bendicho ha señalado que la evacuación de humos requiere soluciones ajustadas al funcionamiento real de cada edificio.
Finalmente, Albert Grau ha abogado por ampliar la consideración de edificios de alto riesgo a aquellos de gran altura (a partir de 18 metros), evacuación lenta o difícil, alta ocupación o fachadas de difícil acceso; y porque la regulación imponga el uso de materiales no combustibles en las fachadas de estas edificaciones.
Frente a la rápida transformación de edificios, instalaciones, tecnologías y materiales, la protección contra incendios deja de ser un requisito para convertirse en un deber constante. Las lecciones extraídas del ‘Día del Foc’ recuerdan que anticiparse al riesgo es la mejor manera de proteger vidas y entornos.
|