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Las comunidades energéticas han experimentado un crecimiento significativo durante 2024, según el II Informe de indicadores de comunidades energéticas presentado este martes,que constata que en el pasado ejercicio se han registrado 200 nuevas comunidades energéticas activas.
El estudio del Observatorio de Energía Común, una iniciativa de ECODES junto a Redeia –operador global de infraestructuras esenciales—y que cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, muestra un avance en la formación y consolidación de estas figuras en España, destaca que en 2024 se han incrementado un 44 por ciento.
Los datos, presentados durante una jornada del Observatorio Energía Común celebrada en Madrid, reflejan que la cifra total de estas comunidades llega a 659 en todo el país, un 44 por ciento más que en 2023, cuando alcanzaron las 479. Este incremento pone de manifiesto la creciente importancia de estas iniciativas en la transición energética del país, así como un impulso estratégico y significativo hacia un modelo energético más participativo y descentralizado que contribuye a la soberanía energética de España. En este sentido, cabe recordar que estas figuras representan un paradigma emergente que empodera a la ciudadanía para que asuma un papel activo en la gestión y producción de energía, por lo que el aumento supone un avance concreto en la implementación práctica de estos modelos participativos.
El informe subraya que el 8,10 por ciento de los municipios españoles cuentan ya con esta figura y que las comunidades autónomas donde más se ha desarrollado son Cataluña, Comunitat Valenciana, País Vasco y Navarra. Este dato duplica el porcentaje de 2023 (4%) y evidencia su expansión territorial, al tiempo que refuerza su carácter social y comunitario.
En cuanto a los proyectos en funcionamiento, muestra que el 18% de las comunidades energéticas tienen una instalación de autoconsumo operativa siendo este el proyecto energético mayoritario, pero viendo cómo se está avanzando también en actividades de movilidad sostenible y de renovación energética de viviendas. A pesar de ello, es importante poner de relevancia que el aumento de autoconsumos colectivos en funcionamiento en España no lleva la misma celeridad que la implicación de la ciudadanía en la creación de las comunidades energéticas.
La directora de Desarrollo Sostenible de Redeia, Laura Quintana del Val, ha subrayado “el potencial que tienen las comunidades energéticas para generar un cambio social y favorecer con un modelo energético más democrático, que contribuya a fortalecer la cohesión social e impulse la transición ecológica en todo el territorio. Este modelo está en línea con la política de Sostenibilidad de Redeia, que busca dejar un impacto ambiental y social positivo en los territorios donde opera”.
Por su parte, Miguel Rodrigo, Director del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), destaca que "Desde que en enero de 2022 se lanzó la primera convocatoria de la línea del programa "CE- Implementa" destinada a las comunidades energéticas, el IDAE ha lanzado seis convocatorias, siendo la línea de ayudas con más ediciones del instituto, lo que refleja la apuesta y el interés del IDAE en el aspecto más social de la transición energética."
“En un contexto de emergencia climática como el que vivimos, las comunidades energéticas representan una nueva forma de entender la energía: más cercana, democrática y al servicio de las personas. Son el reflejo de una ciudadanía que se organiza, que actúa y que apuesta por una transición ecológica justa y participativa. Su crecimiento es una buena noticia, pero también un recordatorio de lo que aún falta: un marco normativo claro, financiación accesible, igualdad de género en los liderazgos y una mayor implantación en todos los territorios. La energía del futuro debe construirse con las personas en el centro, y las comunidades energéticas son un paso firme en esa dirección”, ha explicado Juan Ortiz, director general de ECODES, durante la presentación.
El Observatorio de Energía Común tiene como objetivo estudiar el avance de estas entidades que, más allá de la generación de energía, establecen nuevos modelos con un impacto social significativo. Por ello, el estudio profundiza en diversos modelos de comunidades energéticas y propone indicadores de impacto social enfocados en la equidad energética, la igualdad de género, la inclusión de colectivos vulnerables; el reto demográfico; los valores comunitarios y la capacitación de la comunidad.
En este sentido, la pobreza energética continúa siendo una problemática prioritaria para estas comunidades, ya que el 20% de ellas atienden activamente esta situación o tienen previsto hacerlo, mostrando su compromiso por garantizar el derecho a la energía.
Como aspecto positivo, el documento destaca avances en la participación femenina en los órganos de gobierno de estas entidades. En 2024, el 40% de las comunidades energéticas cuentan con al menos un 50% de mujeres en sus órganos de dirección, frente al 25% registrado en 2023. Aunque estos datos reflejan una tendencia positiva hacia una mayor inclusión, aún persiste una participación limitada de las mujeres en puestos de liderazgo.
Las comunidades energéticas emergen como una figura innovadora dentro de la cadena de valor del ecosistema energético, destacándose por su sólido componente social que las diferencia de otros actores. Este crecimiento y el avance en puesta en marcha de proyectos de autoconsumo colectivo da cuenta del impulso de una transición energética participativa y local en España, consolidándose como un motor clave hacia un sistema más sostenible, comunitario y resiliente.
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