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El cuarto sector exportador más grande de la Unión Europea -después de la maquinaria, la automoción y el sector farmacéutico- lidia en los últimos años con los altos costos de producción tras dispararse los precios en los mercados gasistas y eléctricos.
Los productores químicos europeos se enfrentan a nuevas dificultades debido a que los aranceles de importación estadounidenses ponen en riesgo la competitividad industrial del comercio mundial, lo que provoca una serie de retrasos en los pedidos y afecta negativamente a la demanda en un sector que lucha por recuperarse de la crisis energética de 2022 en la región.
Esto, sumado a la desaceleración de la demanda debido a las dificultades en industrias clave, llevó a algunas empresas del sector, valorado en 655.000 millones de euros (767.000 millones de dólares), a cerrar plantas y recortar empleos para ahorrar costes.
Los aranceles de importación estadounidenses de, al menos, el 15% sobre los productos procedentes de la UE afectaron a muchos de los principales clientes de la industria, incluidos no solamente los sectores químico y farmacéutico, sino también los sectores de la automoción, la maquinaria y los bienes de consumo.
En este sentido, se espera que las ganancias del tercer trimestre de las empresas químicas europeas caigan un 5%, tras una caída del 22% en el segundo trimestre, de acuerdo con datos de LSEG.
“Desde la crisis energética, hemos esperado una recuperación sostenida de los volúmenes y los márgenes en el sector químico europeo”, declaró Thomas Schulte-Vorwick, analista de Metzler Research.
Añadió que los aranceles y la presión sobre los precios y los márgenes debido a la fuerte competencia asiática, tanto a nivel nacional como internacional, constituyen “una combinación bastante tóxica en estos momentos”.
Las principales empresas del sector, en particular BASF, Brenntag y Lanxess, están en cierta medida protegidas de los gravámenes directos a la importación debido a su fuerte presencia en EEUU, pero aún se ven afectadas por la cautela de los clientes.
Por todo ello, estos mismos clientes están retrasando los pedidos, lo que obliga a las empresas que fabrican productos químicos utilizados en todo tipo de productos, desde colchones y piezas de automóviles hasta chicles, a recortar o ajustar sus previsiones anuales en las últimas semanas.
Un ejempleo ha sido la empresa BASF, el mayor fabricante de productos químicos del mundo, rebajó sus previsiones para todo el año en julio. El grupo alemán afirmó que algunos clientes estaban realizando pedidos con solo semanas de antelación, en lugar de los tres o cuatro meses habituales, debido a la cautela sobre la economía mundial a corto plazo.
Fuente: Reuters
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