4 de octubre, 2025 XML
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El proyecto VALE –@mideelaire en redes sociales, en el que ha participado el CEIP Sierra de Calderona dGilet, ya dispone de los primeros resultados. 

Se trata de una iniciativa que cuenta con financiación por parte de la Universitat Politècnica de València, a través del programa Proyectos de Ciencia Ciudadana 2025, cuyo objetivo es investigar la calidad del aire en el territorio a través del análisis de hojas de árboles recogidas por la ciudadanía.

El estudio se centró en dos zonas, una más urbana, con la colaboración del colegio Sorolla de València y la otra más dispersa próxima a la montaña y el parque natural de la Calderona, en Gilet.

Resultados

De los primeros análisis, llama la atención la aparición de tres contaminantes en la superficie de las hojas recogidas por los alumnos y alumnos de este colegio de Morvedre. En concreto, "el cloro, el calcio y el potasio. Los dos primeros, relacionados con la industria química como fuente emisora y, el Potasio relacionado con la utilización de productos fertilizantes en las zonas agrícolas", recoge el estudio. Datos, llamativos porque en Gilet no hay industria química.

Pero además, sobre lo depositado en la capa más profunda, en la cera de las hojas, "se encuentra nuevamente el potasio, presentando incluso mayor cantidad que en la superficie de las hojas, es decir, el rendimiento para capturas de este tipo de partículas es más eficiente en la cera que en la superficie, siendo incluso, la higuera la que tiene el mejor rendimiento total para todos los contaminantes analizados en Gilet". Esto, puede sugerir que este árbol es una buena opción para zonas cercanas a espacios de cultivo o huerta", arrojaban las conclusiones.

Hay que recordar que el estudio se centró en tres especies de árboles, la higuera, el olivo y el naranjo, abundantes los tres en esta zona mediterránea. Sin embargo, los análisis realizado en los laboratorios de la Universitat de València (UV)ponen de relieve que la higuera es el mayor captador de contaminación de los tres, por lo que es un gran aliado para la generación de espacios limpios, libres de impurezas y que conviene su plantación como nuevas fórmulas de sostenibilidad, sobre todo para espacios con personas vulnerables que requieren una mayor protección, explicaban desde la coordinación del proyecto.

El proyecto, que ha sido ideado y liderado por la arquitecta e investigadora Isamar Herrera, quien impulsa esta iniciativa de ciencia ciudadana que combina educación, territorio y medio ambiente para concienciar sobre la calidad del aire que respiramos, ha consistido en medir la presencia de 13 elementos contaminantes (fluoruros, cloruros, óxidos de nitrógeno, nitratos, bromuros, fosfatos, sulfatos, litio, sodio, amonio, potasio, magnesio y calcio) tanto en la superficie como en la cera de las hojas.

Principales conclusiones del análisis

Respecto a las conclusiones del análisis, este anota que los contaminantes de combustión aparecen en niveles bajos. El bromo y el dióxido de nitrógeno –asociados principalmente al tráfico y a la quema de combustibles fósiles– se detectaron en concentraciones muy reducidas (inferiores a 0,1 mg/L y 0,01 mg/L, respectivamente).

En cuanto al depósito de materia, se advierte que las hojas son filtros naturales. El material particulado se deposita en mayor medida en la superficie de las hojas, siendo un 50% inferior en la cera.

También queda probado que València concentra más contaminación. Las muestras recogidas en la ciudad anotan mayor presencia de contaminantes que las de Gilet, reflejando la diferencia entre un entorno urbano y uno de menor densidad. Y por último, que de los árboles analizados, la higuera, es el más eficaz. En ambas localidades, la higuera fue la especie que más partículas acumuló en sus hojas, tanto en la superficie como en la cera, confirmando su papel destacado como “captadora de contaminación”.

Ciencia ciudadana en acción

El proyecto VALE demuestra así el potencial de la ciencia ciudadana: con la implicación directa de niños y niñas en la recogida de hojas, es posible generar datos fiables que ayudan a comprender mejor el aire que respiramos.

"Las hojas nos ofrecen un mapa silencioso de la contaminación. Gracias a la colaboración de colegios y laboratorios, hemos podido traducir lo que los árboles registran día a día", señala Isamar Herrera.

Con este primer análisis comparativo entre Gilet y Valencia, el proyecto abre la puerta a nuevas investigaciones y a la creación de una red ciudadana que ayude a medir, cuidar y proteger tanto a los árboles como al aire.

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