Empresas Premium
Un nuevo estudio de un grupo de investigadores chinos de la Universidad Agrícola de Sichuan, junto con investigadores internacionales, propone un cambio simple, sin maquinaria ni químicos: la solución es biochar.
El biochar se parece a un polvo negro. Se obtiene al calentar residuos vegetales —como paja o cáscaras— en ausencia de oxígeno. Este proceso, llamado pirolización, transforma restos agrícolas en un material poroso, rico en carbono, con propiedades sorprendentes.
No es algo nada nuevo. Agricultores indígenas del Amazonas lo usaban hace siglos para mejorar suelos pobres. Lo que sí es nuevo es la evidencia científica que lo respalda como mejorador del compost y reductor de emisiones contaminantes.
El estudio analizó 125 proyectos de compostaje en distintos países. En todos, añadir biochar aceleró la maduración y redujo la liberación de gases nocivos.
Los datos hablan por sí solos:
Esto provoca un compost más estable, más nutritivo y menos tóxico. Y lo más importante: se forma más rápido, sin perder nutrientes esenciales.
El compostaje tradicional emite metano y óxido nitroso —dos gases mucho más potentes que el CO₂. Al integrar biochar, los investigadores observaron caídas notables:
El biochar actúa como esponja y respiradero. Su estructura porosa permite que entre aire, dificultando que bacterias anaerobias —las que generan metano— prosperen. Al mismo tiempo, retiene nitrógeno, evitando su pérdida en forma de gases tóxicos.
El resultado no es solo una reducción de emisiones. Es un sistema más eficiente, más limpio y más fácil de manejar, incluso en espacios urbanos o instalaciones medianas.
Aunque no cualquier biochar funciona igual. La clave está en los detalles:
En cuanto al compost:
Estas condiciones favorecen una fermentación controlada. Sin olores fuertes, sin fugas de nutrientes. Y con una textura final más homogénea y madura.
El biochar no solo cambia el ambiente físico del compost, también transforma su ecosistema microbiano. Sus microcavidades sirven como refugio para bacterias beneficiosas, que descomponen los residuos de forma más rápida y completa.
Por otro lado, el biochar con poros pequeños permitió el desarrollo de comunidades microbianas más eficientes. En cambio, biochar con poros grandes (especialmente el derivado de madera) ralentizó el proceso y bloqueó el flujo de oxígeno.
Lo que parecía solo un aditivo estructural, en realidad reorganiza el equilibrio biológico del compost, favoreciendo procesos aeróbicos y evitando acumulaciones de gases peligrosos.
|