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Cada vez más empresas del sector industrial y químico se enfrentan al mismo reto: ¿cómo saber si un producto va a resistir condiciones reales cuando salga del entorno controlado de fábrica?
La respuesta está en los ensayos climáticos de funcionalidad, una herramienta fundamental para validar la durabilidad y el rendimiento de equipos y componentes antes de que lleguen al mercado.
Estos ensayos permiten anticiparse a los problemas provocados por el clima, el ambiente y los ciclos térmicos a los que se expondrá el producto en su vida útil. Desde laboratorios especializados como TelproCE, se simulan situaciones exigentes para evitar fallos, devoluciones o paradas inesperadas.
Un producto puede pasar todas las verificaciones estándar y, sin embargo, fallar cuando se instala en un entorno con alta humedad o cambios bruscos de temperatura. Los ensayos climáticos de funcionalidad permiten reproducir precisamente esas condiciones: calor extremo, ciclos de humedad, frío repentino… todo controlado, medido y replicable.
Este tipo de pruebas no solo indican si el producto “resiste”, sino si mantiene su funcionalidad. Porque una carcasa que se oxida o un sensor que deja de responder pueden suponer mucho más que una simple incidencia técnica.
La elección del tipo de prueba depende del uso final del producto, pero algunos de los ensayos climáticos más comunes son:
Estas pruebas se realizan en cámaras climáticas que permiten controlar variables como temperatura, humedad o tiempo de exposición, ofreciendo resultados fiables y útiles para el desarrollo y mejora del producto.
En sectores como el químico, donde los equipos suelen estar expuestos a atmósferas agresivas, materiales corrosivos y condiciones térmicas complejas, no realizar este tipo de ensayos puede conllevar riesgos técnicos y económicos.
Fallos por degradación, interrupciones en los procesos o pérdidas de producción son consecuencias que podrían evitarse con una validación previa en laboratorio. Por eso, cada vez más fabricantes integran estas pruebas en su proceso de calidad o desarrollo.
En España, laboratorios como TelproCE se han posicionado como referentes en este tipo de ensayos, gracias a su experiencia con productos destinados a entornos industriales exigentes.
TelproCE ofrece servicios adaptados a las necesidades del sector químico, con un enfoque técnico y cercano. El laboratorio dispone de cámaras climáticas de última generación, plazos de entrega ágiles y un equipo que acompaña a las empresas desde la definición del ensayo hasta la interpretación de los resultados.
Además de las pruebas climáticas, TelproCE realiza ensayos para el Marcado CE, compatibilidad electromagnética (EMC) y otras validaciones necesarias para comercializar productos eléctricos y electrónicos en el mercado europeo.
Validar cómo responde un producto antes de que llegue al cliente no es una opción, es una decisión estratégica. Los ensayos climáticos de funcionalidad ayudan a reducir riesgos, ahorrar costes y ofrecer soluciones más robustas desde el primer día.
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