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La corrosión en las plantas químicas es un reto complejo que compromete la seguridad y rentabilidad de las plantas. La digitalización permite una monitorización continua, análisis predictivo y decisiones basadas en datos, complementando prácticas tradicionales para optimizar el mantenimiento, reducir riesgos y garantizar la integridad de los activos.
La corrosión es uno de los mayores retos para garantizar la integridad y la rentabilidad en la industria de procesos. Su comportamiento es complejo y varía significativamente según el tipo de planta y las condiciones operativas.
En las plantas químicas, la diversidad de procesos y la presencia de reactivos agresivos —como ácidos, bases y catalizadores— generan escenarios altamente variables y difíciles de predecir.
Los materiales reaccionan de manera distinta frente a los fluidos y las tasas de corrosión que dependen de varios factores como temperatura, compuestos químicos, presencia de partículas, humedad, velocidad de flujo, geometría…
Las condiciones extremas, como cambios bruscos de temperatura, presión y composición incrementan el riesgo de corrosión en equipos críticos como reactores, columnas y tuberías.