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"El sector nuclear español es reconocido internacionalmente como un referente de excelencia"
Marta Ugalde
Marta Ugalde comenzó a trabajar en 2007 en Centrales Nucleares Almaraz-Trillo (CNAT) y es, desde 2023, la directora de Supervisión Nuclear y Coordinación Internacional. Esta ingeniera industrial tiene una amplísima trayectoria internacional vinculada a la cultura de seguridad, el cumplimiento normativo y la supervisión de procesos en instalaciones nucleares.
En el mes de enero compaginará su cargo en CNAT con la presidencia de los representantes de los operadores nucleares en la asociación mundial WANO. En esta entrevista con Foro Nuclear, asegura que “el sector nuclear español es reconocido internacionalmente como un referente de excelencia”.
Mi trayectoria en el sector nuclear se inició en 1999, tras finalizar la especialidad de Técnicas Energéticas en la Escuela Politécnica de Madrid. Durante mi formación, el profesorado supo transmitirnos la pasión y el rigor inherentes a esta tecnología, lo que me impulsó a incorporarme al departamento de seguridad nuclear, primero en Iberdrola Ingeniería, donde comencé a desarrollar mi carrera profesional y, desde 2007, en Centrales Nucleares Almaraz Trillo (CNAT), ligada a proyectos como el aumento de potencia de Almaraz o las renovaciones de las licencias de explotación.
Desde el inicio, me atrajo la responsabilidad de garantizar la seguridad y la excelencia operativa, valores fundamentales para la industria nuclear. La evolución de mi carrera ha estado siempre ligada a las necesidades del sector, lo que me llevó a especializarme en gestión de riesgos y supervisión independiente, convencida de que estos roles son esenciales para alcanzar los más altos estándares internacionales.
Como directora de supervisión nuclear y coordinación internacional en Centrales Nucleares Almaraz-Trillo, lidero la implantación de una capa adicional destinada a reforzar la seguridad y fiabilidad de nuestras instalaciones. El objetivo es garantizar el cumplimiento, de manera sostenible, con los más altos estándares internacionales de operación y que éstos se consoliden como referente en el sector.
Además, represento a CNAT en la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO). Este rol me brinda la oportunidad de conocer la situación del sector nuclear a nivel internacional, coordinar las evaluaciones que realiza la organización y promover el intercambio de experiencias con operadores de distintos países.
Gracias a ello, podemos incorporar las mejores prácticas internacionales y fortalecer una cultura de excelencia operativa en nuestras instalaciones.
La función principal del presidente es representar a la industria nuclear ante el equipo directivo de WANO, abordando cuestiones de gobernanza, comunicación y estrategia.
Asimismo, el cargo conlleva la coordinación global con los centros regionales de Atlanta, Moscú, Tokio y Shanghái, garantizando la coherencia y el intercambio de buenas prácticas a nivel internacional.
El principal reto consiste en promover la coherencia y el alineamiento estratégico entre 22 operadores de tres continentes, asegurando que toda la flota mantenga los más altos estándares de seguridad, cultura organizacional y fiabilidad operativa.
En el Comité Asesor promovemos el alineamiento estratégico de los directores de las compañías operadoras nucleares para alcanzar objetivos comunes de seguridad y excelencia. Identificamos áreas de mejora y constituimos grupos de trabajo con profesionales de referencia, abordando cuestiones clave como la efectividad organizacional, la calidad y la fiabilidad de los equipos, lo que repercute directamente en la mejora del desempeño de las centrales.
El reto fundamental es asegurar que todas las centrales, especialmente aquellas ubicadas en países emergentes o en fase de construcción, alcancen los más altos estándares de cultura de seguridad y profesionalidad nuclear.
El sector nuclear español es reconocido internacionalmente como un referente de excelencia. Las centrales españolas son valoradas entre las mejores a nivel mundial y cuentan con el respaldo y reconocimiento de otros países.
Por ello, el cierre planificado genera cierta preocupación técnica entre la comunidad internacional, y al mismo tiempo, existe la confianza de que España reevaluará su política energética en línea con la tendencia observada en numerosos países que en los últimos años han revisado sus estrategias para reforzar o recuperar la energía nuclear.
Esta expectativa se basa en hechos como que la Unión Europea haya reconocido que la energía nuclear desempeña un importante papel para garantizar la seguridad energética y la descarbonización del continente. También en que 33 países firmaron en la COP30 el compromiso de triplicar la capacidad nuclear mundial para 2050, reconociendo su papel esencial para alcanzar los objetivos climáticos, con más de 60 reactores en construcción en la actualidad.
El caso sueco resulta paradigmático ya que, después de cerrar cuatro reactores por la elevada fiscalidad, ha dado un vuelco completo a su política energética y plantea triplicar su potencia instalada en las dos próximas décadas. Para ello, el gobierno sueco otorgará ayudas estatales a los proyectos de construcción de nuevos reactores nucleares en el país, lo que les permitirá disponer de una mayor estabilidad en el sector eléctrico, reducir los costes del sistema, además de generar más empleos y “mejores condiciones para la transición climática”, según palabras del ministro sueco.
Suecia es un espejo en el que debería mirarse España para no cometer los mismos errores. Necesitamos mantener todas nuestras centrales nucleares en funcionamiento para garantizar un suministro eléctrico estable, reforzar la autonomía energética del país y avanzar eficazmente hacia los compromisos climáticos.
En los últimos años estamos observando una evolución muy significativa totalmente favorable a la energía nuclear en el panorama internacional. Numerosos países han revisado sus políticas energéticas para reforzar o recuperar la energía nuclear como instrumento de seguridad de suministro, competitividad y descarbonización.
En Estados Unidos, el organismo regulador ha aprobado autorizaciones de explotación hasta 80 años para nueve reactores de tecnología similar a las centrales nucleares españolas. Este es el caso de North Anna, gemela de Almaraz y Ascó. Esto es un claro ejemplo de que la operación prolongada es segura y viable. En este sentido, España parece ir en sentido contrario a las naciones más industrializadas del mundo.
El nivel de desempeño de todas las centrales nucleares españolas es muy elevado, gozando nuestro sector nuclear de un gran prestigio internacional. Lo mismo cabe decir de la industria auxiliar española, formada por tecnólogos, ingenierías, empresas de servicios y fabricantes de bienes de equipo y de combustible. Constituye un potente tejido industrial, con amplia presencia internacional, y un grado de cualificación muy elevado de sus profesionales.
En resumen, España cuenta con una excelente industria nuclear, de alto valor añadido y reconocida mundialmente, que ha costado mucho esfuerzo crear y que está en riesgo de extinción, sin que existan razones objetivas para ello.
WANO, la Asociación Mundial de Operadores Nucleares, evalúa cada cuatro años a todas las centrales nucleares del mundo, clasificándolas en cinco categorías. El objetivo del sector es que, para el año 2030, todas las centrales se sitúen en las categorías 1 o 2, lo que ya cumplen las centrales españolas, que representan los más altos estándares de excelencia.
Las centrales nucleares de Almaraz y Trillo ostentan la categoría 1, la máxima distinción, desde 2020 en el caso de Almaraz y desde 2022 en Trillo. Este logro acredita un desempeño ejemplar y el cumplimiento estricto de los estándares internacionales de excelencia.
Mantener la calificación WANO 1 en Almaraz durante ocho años consecutivos evidencia el compromiso con la mejora continua y consolida su liderazgo en el sector nuclear.
El mundo avanza hacia una mayor capacidad nuclear porque la experiencia demuestra que, sin una generación de electricidad fiable, segura y libre de emisiones, no es posible garantizar ni la competitividad industrial ni los objetivos climáticos.
España cuenta con una flota nuclear que opera entre las mejores del mundo y con profesionales altamente cualificados.
Preservar este valor estratégico no es solo una cuestión tecnológica, sino una decisión de Estado sobre el modelo energético que queremos para las próximas décadas.
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