17 de enero, 2024 XML
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Durante la próxima década, el sector de la Industria Química se ha marcado como principal objetivo el hecho de acelerar su transformación para encaminarse con paso firme hacia la sostenibilidad, haciendo frente a diversos cambios basados en la normativa, la tecnología, la transformación digital, el comportamiento del consumidor, los nuevos mercados y las fuentes de materias primas.

La industria química no puede cambiar su imagen sin una transformación deliberada y significativa de la sostenibilidad. Esta agenda debe ser a la vez amplia y profunda. La magnitud de las inversiones necesarias para ser más sostenibles es enorme y el reto consiste en establecer un ritmo de iniciativas e inversiones que equilibre los avances en los objetivos de sostenibilidad con las expectativas de los accionistas de obtener beneficios aceptables.

Las megatendencias que configurarán la industria química en la próxima década son la base de los escenarios estratégicos en los que se tomarán decisiones para invertir y, por tanto, seguir ofreciendo un marco para estructurar la posición de la industria. Entre ellas se encuentran la transición energética y los recursos, los cambios en los hábitos de compra de los consumidores, los cambios en las necesidades de la agricultura (especialmente dado el doble uso de las fuentes tradicionales de alimentos como materias primas para la producción de productos químicos), los cambios en los flujos comerciales postglobalización, los cambios en el consumo de productos de consumo y sanitarios, y los nuevos modelos de negocio digitales que cambian la forma de comprar y vender los productos químicos.

Los escenarios estratégicos incluyen, por ejemplo:

El ritmo de la transición a cero neto, con claras diferencias entre zonas geográficas, con una distinta necesidad de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) que los lleven a cero neto en los plazos de la iniciativa: Objetivos Basados en la Ciencia (SBTi).

El aumento de la localización de las cadenas de valor, que a su vez tienen que ser mucho más circulares y sostenibles en términos de materiales reciclados y reducción de emisiones.

Las dislocaciones en los flujos comerciales históricos que afectan al arbitraje de los flujos de materias primas y productos con inversiones en sostenibilidad,los cuales pueden alcanzar rendimientos esperados dentro de los horizontes temporales de inversión que, a su vez, se están viendo alterados por los cambios en los flujos.

La transición del valor de los plásticos, de productos de conveniencia a productos de rendimiento y sostenibilidad, en algunos casos eliminando productos que no cumplirán los objetivos de sostenibilidad y creando otros nuevos, que sustituyan a materiales menos sostenibles y con una mejor comprensión del valor posterior al uso.

Estos cuatro escenarios no se excluyen mutuamente y representan el contexto en el que se toman actualmente las decisiones estratégicas y de inversiones a nivel empresarial.

El foco de la industria química en la fijación de objetivos

Ante la amplitud de los retos que plantea la sostenibilidad, las empresas necesitarán cada vez más formular objetivos específicos de sostenibilidad, comprometerse con ellos y cumplirlos. A modo de ejemplo, LyondellBasell ha desarrollado objetivos específicos en más de veinte metas actuales, entre las que se incluyen:

  • Reducción de las emisiones de GEI: de Alcance 1 y 2 inicialmente, y luego Alcance 3 en toda la cadena de valor. Esto requerirá, a nivel de empresa individual, una inversión acumulativa significativa.
  • Circularidad: reducir drásticamente los residuos que van a parar a vertederos, océanos, etc., mediante cadenas de valor y modelos empresariales que alarguen la vida de los materiales, tanto a nivel técnico como económico.

Lograr una sostenibilidad mucho mayor requiere un cuidadoso reequilibrio de la combinación de políticas y negocios para satisfacer las necesidades de múltiples grupos de partes interesadas, garantizando al mismo tiempo que la industria química sea económicamente sostenible y pueda seguir atrayendo inversiones. A nivel empresarial, esto requiere una comprensión más profunda de los requisitos de los clientes y consumidores, al tiempo que se desarrollan soluciones más sostenibles a través de tecnologías y modelos empresariales existentes y emergentes.

Lo que se necesita entender como industria, para tomar estas decisiones empresariales, es saber cómo es probable que evolucione la industria y qué estrategias pueden tener éxito. Entre las cuestiones clave que hay que abordar, figuran:

  • Clientes/demanda: ¿Cuáles son los requisitos específicos de sostenibilidad que deben cumplir las empresas químicas para satisfacer los criterios de compra de los clientes? ¿Cuáles son los productos sustitutivos que pueden ofrecer un mejor valor monetario para que los clientes cumplan los criterios? ¿Cuáles son los comportamientos de compra de los distintos clientes y segmentos de marca, y a cuáles se puede prestar un servicio rentable? ¿Qué combinación de ofertas puede satisfacer las necesidades de los clientes cuando existe una disposición realista a pagar que permita mantener la oferta?
  • Oferta: ¿Qué tecnologías están disponibles y qué inversiones son necesarias para cumplir los compromisos de emisiones netas cero y de circularidad de los materiales? ¿Qué secuencia de inversiones es económicamente viable y puede sostener una transición hacia emisiones más bajas y una mayor circularidad?
  • Llegar a escala: ¿Qué estrategias de inversión en los próximos cinco a diez años pueden conseguir una escala viable y económica que permita a las empresas químicas justificar las inversiones ante sus accionistas? ¿Qué condiciones reglamentarias son necesarias para crear un terreno de juego en el que se apoyen las inversiones y acciones a nivel empresarial?

Las tecnologías necesarias para avanzar hacia una mayor sostenibilidad ya están disponibles o se conocen lo suficientemente bien como para anticipar muchas de las inversiones necesarias para la próxima oleada de mejoras de la sostenibilidad. Está claro que la tecnología y los modelos de negocio asociados seguirán evolucionando. Por lo tanto, el reto para la industria química es encontrar el equilibrio adecuado que aborde los retos y las nuevas oportunidades de los objetivos de sostenibilidad y, al mismo tiempo, sea económicamente viable y atractivo para los accionistas, que exigirán, con razón, un rendimiento financiero aceptable.

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