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La transición energética europea avanza a toda velocidad, y Alemania vuelve a situarse en la vanguardia con una innovación que promete cambiar las reglas del juego.
Gracias a una nueva tecnología de retrofit, ahora es posible adaptar microturbinas para que funcionen tanto con hidrógeno como con gas natural, reduciendo costos y acelerando la adopción de soluciones sostenibles.
El Centro Aeroespacial Alemán (DLR) y Power Service Consulting (PSC) han desarrollado una solución que permite que las microturbinas ya existentes puedan quemar hidrógeno sin dejar de ser compatibles con gas natural. Este avance es estratégico para mantener en operación las pequeñas plantas de generación de gas, mientras se preparan para un futuro impulsado por hidrógeno verde.
En otras palabras, no se trata de construir desde cero, sino de actualizar lo que ya tenemos para hacerlo más limpio y eficiente. Una jugada inteligente que, en términos energéticos, recuerda mucho a darle una segunda vida a un coche clásico cambiándole el motor por uno eléctrico.
El hidrógeno verde, producido por electrólisis del agua usando energías renovables, es uno de los pilares de la estrategia energética de la Unión Europea. Su gran ventaja es que no emite gases de efecto invernadero.
Europa planea instalar 40 gigavatios de electrolizadores antes de 2030 para producir 10 millones de toneladas de hidrógeno verde, lo que cubriría cerca del 10 % de la demanda energética actual. Países como Francia y Alemania están apostando fuerte, destinando 8,9 y 10 mil millones de euros, respectivamente, para liderar esta transformación.
Además, proyectos como el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde refuerzan la autonomía energética europea, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles.
El retrofit consiste en modernizar infraestructuras existentes para hacerlas compatibles con nuevas tecnologías o regulaciones. Lo vemos habitualmente en el sector automotriz, donde viejos vehículos térmicos se reconvierten en eléctricos, o en la construcción, renovando edificios antiguos para mejorar su eficiencia energética.
En este caso, el retrofit permite transformar centrales de gas natural en centrales mixtas capaces de quemar hidrógeno, impulsando así una transición más rápida y económica hacia energías limpias.
Según Peter Kutne, responsable de turbinas a gas en el DLR, los beneficios del retrofit son claros : "construir una nueva central de 15 megavatios cuesta alrededor de 30 millones de euros y requiere seis años de trabajo. En cambio, actualizar una instalación existente toma solo 18 meses y cuesta diez veces menos".
Una diferencia abismal que podría acelerar la adopción del hidrógeno como fuente de energía primaria.
Utilizar hidrógeno en una turbina a gas no es tan sencillo como podría parecer. Su temperatura de combustión más alta puede dañar las cámaras internas del motor. Para solucionar esto, los ingenieros diseñaron un quemador especial optimizado para hidrógeno, capaz de estabilizar la llama y reducir las emisiones de monóxido de nitrógeno, un contaminante atmosférico preocupante.
Las microturbinas retrofitéadas ofrecen una flexibilidad impresionante. Pueden ser utilizadas en :
Esto abre un abanico enorme de posibilidades para pequeñas y medianas instalaciones industriales que quieran reducir su huella de carbono.
El sistema ya fue probado con éxito en una instalación piloto en Lampoldshausen, donde operó con hidrógeno puro durante 100 horas. Estas pruebas confirman que la tecnología funciona de manera fiable tanto en condiciones de carga parcial como a plena potencia.
La siguiente etapa será expandir estas soluciones a mayor escala, demostrando que la transición energética también puede ser rápida, rentable y práctica.
La implementación masiva de esta tecnología podría ser crucial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y consolidar el modelo de economía basada en el hidrógeno.
Sin embargo, será necesario actualizar algunas normativas para permitir su integración completa en el mercado energético europeo, garantizando la seguridad y la eficiencia de estas nuevas instalaciones.
La apuesta alemana por las microturbinas híbridas representa una muestra concreta de cómo podemos acelerar la transición energética sin necesidad de reinventarlo todo desde cero. Innovaciones como esta no solo reducen costos y tiempos de implementación, sino que nos acercan cada vez más a un futuro donde el hidrógeno verde sea el verdadero motor de nuestras ciudades y nuestras industrias.
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