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La estación depuradora de Maqua, en Avilés, será objeto de una ambiciosa ampliación y modernización que reforzará la sostenibilidad del ciclo del agua en una zona clave por su alta carga industrial.
El proyecto, impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y valorado en más de 48 millones de euros, permitirá mejorar significativamente la capacidad y eficiencia de la planta en el tratamiento de aguas residuales y pluviales, con actuaciones que incidirán directamente en la protección del medioambiente y en la calidad del servicio a la ciudadanía.
La obra ha sido adjudicada a la UTE formada por Facsa, Espina Obras Hidráulicas y Alvargonzález Contratas, que se ha impuesto en el concurso a 9 licitadoras entre las que se encuentran las principales constructoras del país. Esta adjudicación a la UTE pone de manifiesto su capacidad para competir al más alto nivel en proyectos estratégicos de infraestructura.
La actuación, que tiene un plazo de ejecución de tres años y medio, contempla una renovación integral de las instalaciones que permitirá dar un servicio más sostenible y eficiente a una población equivalente de 257.000 habitantes.
La futura EDAR incluirá una nueva línea de tratamiento biológico con tecnología IFAS, que combina biomasa en suspensión y fija para garantizar una alta eficiencia de depuración incluso ante variaciones de carga, caudal o conductividad. Asimismo, se construirán cuatro decantadores secundarios de 50 metros de diámetro y se implementará un tratamiento físico-químico con decantación lamelar para las aguas pluviales.
El proyecto también mejorará la capacidad de tratamiento de los fangos, gracias a la remodelación y ampliación de las infraestructuras que intervienen en esta fase. En términos de eficiencia energética también habrá un cambio significativo, al aprovechar el biogás generado se aprovechará para producir energía térmica y eléctrica, mejorando así la autosuficiencia energética de la planta. Otra de las novedades que integra el proyecto y que hará más sostenible esta planta es la construcción de nuevas infraestructuras para el control de olores, contribuyendo a minimizar el impacto ambiental en el entorno.
En un contexto marcado por la creciente presión sobre los recursos hídricos, invertir en infraestructuras concebidas bajo los principios de la economía circular es esencial para garantizar un uso eficiente del agua, preservar su calidad y adaptarse a fenómenos como las sequías prolongadas o las lluvias torrenciales.
En este sentido, las estaciones depuradoras construidas bajo el nuevo modelo de una biorrefinería ejercen un papel clave en transición hacia una gestión del agua más resiliente y sostenible. En este escenario, Facsa ya desempeña un rol esencial en Avilés como empresa encargada de la explotación de la EDAR de Maqua, lo que le permite conocer en profundidad tanto la instalación como los retos del entorno.
La adjudicación de este proyecto supone un reconocimiento a su capacidad técnica y a su experiencia en el diseño y ejecución de infraestructuras hidráulicas de alta complejidad, ya que la compañía cuenta con más de 150 años de trayectoria en la gestión del ciclo integra del agua —desde la captación hasta la depuración— además de desarrollar actividades estrechamente relacionadas como la valorización de residuos o la producción de bioenergía.
Todo ello refuerza su posicionamiento como empresa de referencia en el sector, comprometida con una gestión eficiente, sostenible e innovadora del recurso hídrico.
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