Empresas Premium
Repsol continua impulsando el desarrollo de la energía renovable a nivel internacional y, para el foco norteamericano, acaba de llevar a cabo el nombramiento de Federico Toro como nuevo consejero delegado de su negocio de energías bajas en carbono.
Toro presenta una dilatada experiencia en la multinacional petrolífera. Desde 2019 trabaja en Repsol después de más de una década en EDPR. En este sentido, la compañía llevará a cabo un nuevo modelo operativo en esta filial, que está pendiente también de alcanzar un acuerdo para la compra de Hecate Energy.
El nombramiento se produce en plena operación de incorporación de socios a los activos que la empresa está desarrollando en el país, dada la amplia cartera de activos petroleros de la que dispone.
Un dato importante fue el acordado hace escasamente tres meses, cuando Repsol cerró el pasado mes de abril su primera venta de una participación en una cartera de activos renovables a Stonepeak, por los que la petrolera recibirá 340 millones de dólares (unos 300 millones de euros).
La firma estadounidense de inversión alternativa especializada en infraestructuras y activos reales se quedará con el 46,3 por ciento en la sociedad titular de una cartera de 777 MW solares y de almacenamiento, en Nuevo México y Texas, entre los que se incluyen las plantas de Jicarilla (125 MW) y Frye (637 MW). Repsol aspira además a llevar a cabo otra venta antes de acabar el año para incorporar un socio a la planta de Outpost (629 MW).
La petrolera prevé desarrollar en Estados Unidos entre 2.000 y 3.000 MW de capacidad entre 2024 y 2027, hasta llegar a una potencia total en el país que se sitúe entre los 3.000 y 4.000 MW al final del periodo. De hecho, Repsol trabaja ahora mismo en el desarrollo de la planta de Pinnington con 825 MW de capacidad y está desarrollando 500 MW de eólica que adquirió en la operación de compra de ConnectGen.
La petrolera además mantiene el ojo puesto en Estados Unidos donde considera que existe potencial para desarrollar una plataforma de bajas emisiones de carbono en EEUU, aprovechando su atractiva regulación en el país.
Fuente: El Economista
|