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La Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, ha concedido la autorización ambiental definitiva para la construcción y puesta en marcha de una planta pionera de reciclaje químico de residuos plásticos de PET (tereftalato de polietileno) en Medina del Campo, Valladolid.
La resolución, publicada en el Boletín Oficial de Castilla y León (BOCyL) el pasado 17 de julio, otorga a la empresa “Modelo de Upcycling Sostenible S.L.” (Modus, S.L.) la licencia necesaria para operar esta instalación que busca transformar residuos no peligrosos en nuevos materiales reutilizables en las parcelas 11 y 12 del polígono 110, kilómetro 152 de la autovía A6.
El proyecto, considerado estratégico por su impacto en la economía circular, supone un paso importante hacia una industria más sostenible. La planta se asentará sobre una superficie de casi 80.000 m², con una zona construida de más de 31.000 m², y tendrá una capacidad de tratamiento de hasta 51.020 toneladas anuales de residuos plásticos y textiles no peligrosos.
Mediante un proceso avanzado de despolimerización química por hidrólisis alcalina y tecnologías con microondas, la planta producirá anualmente unas 35.720 toneladas de PET reciclado apto para nuevos usos; 30.000 toneladas de ácido tereftálico purificado (PTA); 12.000 toneladas de monoetilenglicol (MEG) y derivados como sosa cáustica, ácido clorhídrico e hipoclorito sódico tanto para autoconsumo como para venta externa, tal y como menciona el Boletín Oficial de Castilla y León.
El procedimiento de autorización, iniciado en marzo de 2024, ha seguido un exhaustivo trámite administrativo que incluyó informes de impacto ambiental, compatibilidad urbanística, y consultas a organismos como la Agencia de Protección Civil y diversas unidades técnicas. La Dirección General de Infraestructuras y Sostenibilidad Ambiental valoró positivamente el cumplimiento del proyecto con la normativa autonómica y estatal de prevención y control integrados de la contaminación.
Se concluyó que la planta no está sujeta a riesgos graves por sustancias peligrosas, y no se presentaron alegaciones durante la fase de información pública. La autorización impone estrictas condiciones ambientales para prevenir emisiones a la atmósfera, ruido, contaminación del suelo y vertidos, incluyendo la exigencia de impermeabilización del suelo, sistemas de contención de derrames y tratamiento integral de aguas residuales.
La instalación estará equipada con tecnología de vanguardia en reciclaje químico y gestión medioambiental. Entre los sistemas implementados se encuentran: un completo sistema de control ambiental SCADA, plantas de tratamiento de aguas (PTA) para regeneración y reutilización, sistemas de contención, depuración y reciclado de gases y líquidos y planes de gestión de ruido y residuos, ajustados a las mejores técnicas disponibles (MTD) reconocidas por la Unión Europea.
El proceso también contempla la producción de sus propios insumos (como sosa y ácido clorhídrico) a través de una unidad de cloro-álcali, disminuyendo así la dependencia de recursos externos y optimizando la eficiencia del ciclo productivo.
La empresa promotora dispone de un plazo de cinco años desde la publicación de la resolución para iniciar la actividad. Antes del arranque, deberá presentar una declaración responsable y acreditar que cumple con todos los requisitos técnicos y ambientales fijados, incluidos informes de inspección, certificaciones y autorizaciones municipales pertinentes.
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