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La Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficie (AEA), entidad que representa a más de 650 empresas del sector, celebró en el Parlamento Europeo un desayuno informativo sobre la aplicación del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM), en un encuentro reunió a cerca de 60 eurodiputados, asesores de comisiones parlamentarias y representantes de asociaciones industriales europeas.
La sesión, celebrada en el Member’s Salon del Parlamento Europeo, fue inaugurada y dirigida por la eurodiputada Susana Solís Pérez (Grupo PPE), miembro de la Comisión de Medio Ambiente, Clima y Seguridad Alimentaria (ENVI) y suplente en la Comisión de Industria, Investigación y Energía (ITRE), y por el eurodiputado polaco Adam Jarubas (Grupo PPE), presidente de la Comisión de Sanidad Pública (SANTE), miembro de ITRE y suplente de ENVI. En su intervención, Solís subrayó que "el diseño actual del CBAM no encaja con la realidad del aluminio. No existe una solución única para todos los sectores: hay que reconocer sus especificidades de esta industria y ajustar el instrumento para proteger la competitividad y los puestos de trabajo sin renunciar a los objetivos climáticos”.
Por su parte, el eurodiputado Jarubas señaló: “tenemos el compromiso del comisario Hoekstra de trabajar con el Parlamento, pero aún necesitamos claridad sobre cómo va a funcionar en la práctica. La industria debe seguir implicándose no solo con nosotros aquí, sino también con el Consejo y la Comisión si queremos una solución viable.”
A continuación, tomó la palabra Antoine Chacun, Head of Metals de ODDO-BHF, quien puso el foco en que “Europa es estructuralmente deficitaria en aluminio y, sin aluminio, no hay transición verde: ni en el transporte, ni en la energía fotovoltaica, ni en las redes… El aluminio tiene características y necesidades distintas al resto de materiales afectados por el CBAM. Con el diseño actual, el mecanismo no reducirá de forma significativa las emisiones en nuestro sector; sólo cambiará el origen del metal que usamos y encarecerá el producto en torno a un 8%. Para la industria usuaria, eso supone cerca de 1.000 millones de euros al año. Necesitamos un análisis responsable antes de poner en marcha el mecanismo, evitar deslocalizaciones y reforzar la producción eficiente en Europa”.
El presidente de CENTROAL-ASSOMET, la asociación italiana del aluminio, Giorgio Di Betta, intervino después para subrayar que “el aluminio es un metal estratégico para nuestra seguridad y competitividad. Si el CBAM excluye tramos de la cadena, regala ventaja a productores extracomunitarios y materiales competidores, y sólo consigue ‘mover’ las emisiones. Primero, arreglemos el CBAM y después apliquémoslo: 2026 no puede llegar con un diseño que genere más distorsiones.”
Posteriormente, la directora general de Aluminium Deutschland (AD), Angelika El-Noshokaty, revcalcó que “hoy no existe una forma fiable y homogénea de calcular la huella de carbono de muchos bienes importados. Sin reglas claras veremos conflictos comerciales, desplazamiento de producción —también en reciclaje—, un mayor coste del metal europeo, y destrucción de empleo para un sector que solo en Alemania supone 61.000 puestos de trabajo. Por eso pedimos un análisis responsable para ajustar bien el mecanismo.”
La sesión concluyó con un turno abierto de preguntas y respuestas, seguido de un café informal que permitió un intercambio cercano entre representantes políticos y empresariales.
La jornada se celebró en un momento especialmente delicado para la industria europea del aluminio. El cierre de la planta de Alcoa en San Ciprián ha obligado a España a importar más de 220.000 toneladas anuales de aluminio, perdiendo un activo estratégico para la autonomía industrial. A esta circunstancia se suman las sanciones a Rusia y los desvíos comerciales a través de Turquía, en un mercado internacional donde la capacidad de países aliados como Canadá, Noruega o Islandia resulta insuficiente para garantizar un suministro estable y competitivo.
En este escenario, la implantación del CBAM genera preocupación en el sector transformador. Tal y como recordó la AEA, “el CBAM en su configuración actual no ayuda a frenar la introducción a través de Turquía de metal transformado de origen ruso e iraní, un daño grave que ya se está causando a la industria europea, y que puede incluso agravarse con la elusión del mecanismo”, explicó el presidente de la Asociación, Felipe Quintá.
El sector español del aluminio, que representa casi el 10% del aluminio transformado en Europa y da empleo directo a más de 17.000 profesionales cualificados, teme que la aplicación del CBAM, sin ajustes específicos, suponga:
La AEA subraya que comparte plenamente los objetivos climáticos de la Unión Europea y la necesidad de mecanismos como el CBAM para garantizar la competencia justa en un contexto global. No obstante, Quintárecuerda que “esta convergencia de factores refuerza la necesidad de una revisión urgente y equilibrada de la aplicación del mecanismo” e insiste en que “su diseño debe adaptarse a las particularidades de sectores como el del aluminio”.
Así pues, la Asociación plantea cinco medidas inmediatas y estratégicas para compatibilizar competitividad y sostenibilidad:
El encuentro en Bruselas ha servido para abrir un espacio de diálogo constructivo entre la industria y los legisladores europeos, con el objetivo de encontrar un equilibrio entre los objetivos climáticos y la viabilidad económica de un sector esencial.
La AEA reitera que la industria española del aluminio no se opone al CBAM ni a sus objetivos, pero sí considera imprescindible un ajuste en su aplicación que evite distorsiones graves y proteja la competitividad de un tejido industrial sostenible, innovador y estratégico para Europa.
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