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Frente a la amenaza del cambio climático, España se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores. Los biocombustibles se han identificado como una opción de descarbonización del transporte y están ganando terreno como alternativa a los combustibles fósiles.
De 2022 a 2023, la venta de los principales biocombustibles (biodiésel, HEFA, bioetanol y HVO) ascendió un 37,6 %, de 1.901.450 a 2.615.479 m. Pero...¿realmente son la mejor solución para descarbonizar el transporte?
En este reportaje, ECODES pone el foco en los biocombustibles al presentarse como una alternativa para descarbonizar el transporte, pero la limitación de materias primas y el impacto ambiental y social derivado de su ciclo de producción requiere dimensionar adecuadamente el alcance, así como a qué sectores deben ser destinados prioritariamente.
En un contexto en el que la Unión Europea busca reducir sus importaciones de gas fósil, especialmente ruso,
por motivos ambientales y estratégicos, los biocombustibles se presentan como una palanca para fortalecer la seguridad energética.
Sin embargo, las materias primas sostenibles para la fabricación de biocombustibles son limitadas en Europa. En España, la dependencia de importaciones procedentes de fuera del continente es creciente, lo que contradice el objetivo de reforzar la autonomía energética y crea nuevas vulnerabilidades.