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El ambicioso Plan de Acción que la Comisión Europea presentó recientemente para modernizar el sector químico, fomentar la innovación y garantizar la competitividad de la industria, se antoja fundamental en un contexto marcado por costes energéticos elevados, presión regulatoria y competencia global.
Cabe destacar que esta iniciativa incluye medidas legislativas, fiscales, industriales y medioambientales, y busca asegurar una transición sostenible sin perder capacidad productiva, abasteciendo a industrias clave como la automoción, la energía, la construcción, la sanidad o la defensa.
El Plan aborda de forma específica los principales desafíos del sector, como el encarecimiento de la energía, la deslocalización de la producción, la escasa demanda y las cargas normativas. Para ello, establece acciones en cinco áreas prioritarias: competitividad, energía y descarbonización, innovación, gestión de sustancias críticas como los PFAS y simplificación normativa.
Uno de los pilares del Plan es la creación de una ‘Alianza de sustancias químicas esenciales’, que reunirá a Estados miembros y agentes del sector para identificar centros de producción estratégicos amenazados y coordinar inversiones conjuntas, incluidos los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (PIICE). Esta alianza servirá también para hacer frente a las distorsiones comerciales internacionales, mediante el refuerzo del Grupo de Trabajo sobre Vigilancia de las Importaciones y el uso acelerado de instrumentos de defensa comercial.
La industria química es intensiva en consumo energético y depende en gran medida de materias primas fósiles. Para paliar este impacto, la Comisión aplicará un Plan de Acción para una Energía Asequible que incluye normas actualizadas sobre hidrógeno con bajas emisiones de carbono y una revisión de las ayudas estatales para ampliar su alcance a más productores. Además, se promoverán fuentes de carbono alternativas como la biomasa, el reciclado químico y la captura y reutilización de CO2, tecnologías consideradas clave para una descarbonización industrial realista.
El impulso a la innovación es otro eje fundamental del Plan. La futura Ley de Aceleración de la Descarbonización Industrial establecerá criterios de sostenibilidad y contenido renovable en productos químicos. Paralelamente, se pondrán en marcha centros europeos de innovación y sustitución para acelerar el desarrollo de compuestos más seguros, sostenibles y competitivos, con financiación específica a través del programa Horizonte Europa 2025-2027. Estas iniciativas se alinean con la futura Estrategia de Bioeconomía y la Ley de Economía Circular, que promoverán el uso de materias primas renovables y recicladas.
El Plan reafirma el compromiso de la Comisión con una regulación estricta de las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), priorizando su restricción basada en evidencias científicas tras el dictamen de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA). Se mantendrán usos bajo condiciones estrictas cuando no existan alternativas disponibles, pero se promoverán soluciones tecnológicas seguras, así como acciones de descontaminación bajo el principio de ‘quien contamina paga’.
La Comisión presentó también la sexta propuesta de simplificación normativa ómnibus, centrada en reducir las cargas administrativas para el sector químico. Entre otras medidas, se simplifican las reglas de etiquetado de sustancias peligrosas, se armonizan requisitos para productos fertilizantes conforme a la normativa Reach y se clarifica el marco regulador para cosméticos. Se prevé que estas acciones generen un ahorro estimado de 363 millones de euros anuales para el sector.
Asimismo, se ha propuesto un nuevo reglamento de base para la ECHA, con el fin de dotarla de más flexibilidad, capacidad operativa y financiación. Esta agencia tendrá competencias ampliadas en áreas como clasificación, etiquetado, residuos, gestión de sustancias peligrosas, control de biocidas y control de exportaciones e importaciones.
La industria química desempeña un papel esencial en la estructura económica europea. No solo suministra materiales y tecnologías a sectores clave, sino que también es un elemento estratégico para alcanzar los objetivos de autonomía industrial, transición verde y digital y seguridad energética. Por ello, este Plan de Acción forma parte del conjunto de políticas industriales de nueva generación promovidas por la Comisión, junto al Plan del sector del acero y el de la automoción, y se inscribe en la Estrategia del Mercado Único y la Brújula para la Competitividad.
La presidenta Ursula von der Leyen ya había adelantado esta orientación en el primer Diálogo Estratégico sobre la industria química celebrado el 12 de mayo de 2025. Con este plan y el paquete de simplificación que lo acompaña, la Comisión aspira a sentar las bases para una reindustrialización sostenible y resiliente en Europa, equilibrando la protección del medioambiente con el impulso a la competitividad, la inversión y el empleo.
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