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El panorama energético global está evolucionando a un ritmo sin precedentes. Gracias a la creciente adopción de fuentes de energía renovables y al impulso hacia un futuro más sostenible, la demanda de almacenamiento eficiente de energía nunca había sido tan grande.
Los sistemas de almacenamiento de energía en baterías (BESS, por sus siglas en inglés) constituyen la columna vertebral de la moderna infraestructura energética ya que garantizan la estabilidad, la resiliencia y la eficiencia de la distribución eléctrica.
En 2024, el mercado estadounidense de almacenamiento en baterías registro un crecimiento récord, con cerca de 9,2 gigavatios (GW) de nueva capacidad instalada ya a finales de noviembre, según S&P Global. ¿Pero cómo se puede convertir este enorme salto en una distribución eléctrica más estable y correcta en un nivel fundamental?
Pese al impresionante incremento estimado de la capacidad en EE.UU. del 89% en 2024, según la EIA (Energy Information Administration), aún queda mucho por hacer para garantizar que este rápido despliegue de estos sistemas de baterías, principalmente de litio-ion, no representen un peligro para los trabajadores, las comunidades y nuestra infraestructura energética.
El BESS desempeña un papel primordial para equilibrar la oferta y la demanda de electricidad, especialmente a medida que se suman más países a la transición hacia fuentes de energía renovables como la solar y la eólica. Las fuentes de energía renovables suelen ser intermitentes por naturaleza, lo cual significa que no generan electricidad continuamente a lo largo del día debido a varios factores ambientales que son incontrolables. El BESS ayuda a cerrar la brecha almacenando la energía sobrante cuando se genera en exceso y distribuyéndola cuando hay picos de demanda.
Si bien la idea de reforzar nuestra infraestructura energética para que resista períodos más largos de estrés es loable, e incluso lógica, debemos asegurar que, en nuestra premura por instalar más BESS no descuida cuestiones vitales acerca de la seguridad.
Además de estabilizar la red, el BESS es primordial para mejorar la fiabilidad energética. Al almacenar la electricidad sobrante, el BESS garantiza que siga habiendo electricidad disponible, incluso si se producen apagones o fallos en la red. También es un elemento importante para reducir las emisiones de carbono ya que gracias a la energía renovable almacenada se logra disminuir la dependencia de las centrales alimentadas con combustibles fósiles, por lo que se consigue un mix energético más sostenible.
No olvidemos que BESS sostienen un creciente soporte para la electrificación del transporte. Siguen aumentando las ventas de vehículos eléctricos (VE) y los BESS pueden facilitar el desarrollo de la infraestructura de carga rápida sin sobrecargar la red.
Tan solo en febrero de 2025, los productores de energía renovable añadieron 10,5 GWh de capacidad a la red energética global, según la Battery Energy Stationary Storage Monthly Database de la firma analista de mercados Rho Motion. Pero si bien los BESS son una manera útil de evitar la sobrecarga de los sistemas de alimentación en todo el mundo, el suministro de la energía almacenada en horas pico cuando los generadores están sometidos a una gran exigencia conlleva una serie de retos.
Una de las principales preocupaciones es el embalamiento térmico, una peligrosa reacción en cadena en la que las temperaturas en aumento se propagan por las celdas de la batería. Sin la adecuada monitorización y detección temprana de los fallos potenciales, los incidentes provocados por el embalamiento térmico pueden desencadenar incendios devastadores. Estos incendios se propagan con rapidez entre las diferentes unidades y ocasionar considerables pérdidas económicas, daños medioambientales y, por supuesto, peligros para la seguridad al liberar sustancias tóxicas como gas fluoruro de hidrógeno.
De ahí que las soluciones de cámaras termográficas avanzadas de FLIR se estén convirtiendo en imprescindibles para que las instalaciones de BESS sean seguras y operativas. Las cámaras térmicas fijas con análisis avanzado son la solución ideal ya que pueden activar alarmas y sistemas de extinción cuando las temperaturas superan un umbral establecido.
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